El bordado nos invita a un mundo de diseños donde manos, agujas e hilos dan vida a diversos retratos, pasajes, escenarios y objetos que podemos crear a partir de un universo de estilos pero, en China ha tomado un rumbo nuevo.
Nacido en China durante la Dinastía Tang (618-907), el bordado con cabello es una de las habilidades que representan al arte de este país; en esta técnica el cabello humano es la materia prima para realizar las obras. En los años setenta fue retomada para elaborar proyectos que incluyen plantas, seres vivos, paisajes o figuras simbólicas, entre las que destacan: grullas, pinos, melocotones, sombreros, dragones e imágenes de Buda.
Debido a que un alto porcentaje de la población china tiene el cabello negro, este tipo de bordado adoptó el nombre de moxiu o bordado negro.
En la actualidad las obras no sólo son monocromas, o de un solo color, se ha recurrido a teñir el pelo para lograr diferentes tonalidades y avivar los lienzos, pero en general los bordados mantienen el color natural del cabello.
Para bordar con cabello lo principal es obtenerlo. El cabello lacio, que no ha sido teñido y que es largo es ideal para realizar esta técnica, pues se requiere que tenga brillo y resistencia.
El pelo pasa por un proceso en el que durante dos meses es lavado por el aceite natural de té para luego estar listo y utilizarse o teñirse.
Al igual que en México, los bordados se colocan en marcos. Estos se obsequian a amistades y familia para usarse como decoraciones elegantes. Son considerados valiosas piezas de colección y un regalo inmejorable.